lunes, 18 de junio de 2007

2ª proclama revolucionaria de Felipe Varela

Campamento en marcha, diciem­bre 6 de 1866 / San Juan, diciembre 10 de 1866.

Tal es el odio que aquellos fratri­cidas tienen a los provincianos, que muchos de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y guillotinados por los aleves puñales de los degolla­dores de oficio: Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, lrrazábal y otros varios oficiales dignos de Mitre.
Empero; basta de víctimas inmoladas al capricho de mandones sin ley, sin corazón y sin conciencia. ¡Cincuenta mil víctimas hermanas, sa­crificadas sin causa justificada, dan testimonio flagrante de la triste e in­soportable situación que atravesamos y que es tiempo ya de contener.
¡Valientes entrerrianos! Vuestros hermanos de causa en las demás pro­vincias os saludan en marcha al cam­po de la gloria, donde os esperan; vuestro ilustre jefe y compañero de ar­mas, el magnánimo Capitán general Urquiza os acompañará; y bajo sus ór­denes venceremos todos una vez más a los enemigos de la causa nacional.
A él y a vosotros obliga concluir la grande obra que principiasteis en Case­ros, de cuya memorable jornada surgió nuestra redención política, consignada en las páginas de nuestra hermosa Constitución, que en aquel campo de honor escribisteis con vuestra sangre.
¡Argentinos todos! ¡Llegó el día de mejor porvenir para la Patria; a vosotros cumple ahora el noble esfuerzo de levantar del suelo pabellón de Belgrano, para enarbolar­lo gloriosamente sobre las cabezas de nuestros liberticidas enemigos!
Compatriotas; ¡a las armas!... es el grito que se arranca del corazón de todos los buenos argentinos.
¡Abajo los infractores de la ley! ¡Abajo los traidores a la patria! ¡Abajo los mercaderes de cruces en la Uruguayana, a precio de oro, de lágrimas y de sangre argentina y oriental!
¡Atrás los usurpadores de las ren­tas y derechos de las provincias, en beneficio de un pueblo vano, déspo­ta e indolente!
¡Soldados federales! Nuestro pro­grama es la práctica estricta de la constitución Jurada, y el orden co­mún, la paz y amistad con el Para­guay, y la unión con las demás Repú­blicas americanas. ¡Ay de aquel que infrinja este programa!
¡Compatriotas nacionalistas! El campo de la lid nos mostrará el ene­migo; allá os invita a recoger los lau­reles de triunfo o la muerte, vuestro coronel y amigo.

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